Pasadas las 22 h. del miércoles 30 de marzo, llegó a Madrid el tercer autobús #TodosSomosUcrania. Horas antes, el pastor de la Iglesia Ucraniana Salvación de Dios, con su equipo, habían estado preparando la acogida: una cena caliente, alojamiento para esa noche, juguetes, alimentos, productos de higiene personal… y el transporte hasta la estación de Atocha para que, al día siguiente, pudieran proseguir su viaje hacia Almería, pues la mayoría de las familias querían llegar hasta allí para comenzar una nueva vida.
En esta expedición viajaron Enrique (coordinador del proyecto), Oksana (de origen ucraniano, y que ya participó en el primer viaje), además de Laura (trabajadora social de Diaconía Madrid, de origen rumano). En vienes a las 19 h. salían de Madrid con material sanitario, medicinas, botas y linternas. Además de alimentos y juguetes para las familias rescatadas, para el viaje de regreso).
El destino era Siret, una pequeña localidad de Rumanía a solo dos kilómetros de la frontera con Ucrania, que desde el comienzo de la invasión rusa llegan refugiados proceden de distintos puntos, ya sea desde el sur en la ciudad portuaria de Odesa, o del norte, de la capital de Kiev y alrededores como Irpín. Es por ello que se ha convertido en centro logístico para ayudar a las personas refugiadas.
En esta ocasión no todas las familias viajaban hacia España. Italia y Francia fueron las dos paradas que el autobús realizó para que, en los centros de acogida pudieran bajar y comenzar los trámites en el país. El resto llegaron a España tras pasar los respectivos controles en las fronteras. En cada uno de ellos, las autoridades comprobaban que cada familia tenía toda la documentación necesaria para acreditar que todos los menores iban acompañados por su madre, padre o tutor legal. Así como el equipo de voluntarios, conductores y el propio vehículo formaba parte de un convoy de ayuda humanitaria gestionado por Diaconía Madrid. Uno de los controles duró más de dos horas. Y es que toda precaución es poca cuando se trata de luchar contra la trata de seres humanos. De sobra es sabido que es ante este tipo de catástrofes las mafias están al acecho.
Esta expedición ha contado con el apoyo financiero de un grupo de empresarios madrileños que bajo el nombre de UCRANIAN DREAMERS, están decididos a hacer lo imposible. Contando con la colaboración y solidaridad de muchas personas, Carlos y Sadia han unido sus esfuerzos para enviar este autobús al campo de refugiados de Siret. Gracias al CIFP Escuela de Hostelería y Turismo Simone Ortega por donar el picnic para este largo viaje y a todos los amig@s que han hecho posible que este rescate se haya hecho realidad.
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